Los más vulnerables, víctimas de la escasez de medicinas en una Venezuela #SinTratamiento

La realidad en el sector salud en Venezuela es cada vez más complicada por la escasez de medicamentos, que no discrimina. Los niños son las víctimas más vulnerables y son sus padres los que llevan a cuesta el peso de las búsqueda de fármacos. La Federación Farmacéutica de Venezuela maneja para abril de este 2016 un 85% de escasez en el sector, al tiempo que la organización no gubernamental Codevida advierte una falta del 75% en tratamientos de alto costo.

Efecto Cocuyo retrató desde la  voz de 10 familias, el calvario que significa para ellos hallar el tratamiento para una enfermedad: sea un antibiótico básico o el protector para el corazón de un paciente con cáncer. En el trayecto de la investigación, dos niños fallecieron mientras esperaban algún medicamento. El hijo de Richard Medina, paciente oncológico de 3 años, murió en diciembre de 2015 sin poder realizarse una quimioterapia debido a la falta de Cardioxane. El mismo lamentable fin tuvo Maikel Mancilla, un joven autista epiléptico de 14 años, que convulsionó hasta fallecer mientras su familia buscaba la Lamotrigina para aliviarlo en febrero de 2016.

El lamento de sus allegados, más que culpabilizar a alguien, pedía una solución para evitar más muertes. En febrero del presente año, Cecodap, una organización que busca preservar los derechos de los niños, impulsó una medida contra el Ejecutivo para exigir el cumplimiento del artículo 83 de la Carta Magna que reza: “La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida…”.

El Tribunal lo negó, así como el Gobierno ha reiterado su negativa de decretar la crisis humanitaria lo que implica obstaculizar la ayuda internacional para traer medicamentos o insumos de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), alegando su pretensión de intervencionismo.

En la actualidad, y cada vez en mayor medida, niños y adultos pacientes crónicos, con condiciones congénitas o infectados con enfermedades, recorren farmacias, fundaciones y redes sociales para buscar las pocas disponibles. Mientras tanto, algunos se debaten entre la vida y la muerte.